jueves, 30 de octubre de 2008

La audiencia









¡Mirad cabrones! ¡Las visitas a mi blog bajan tan rápido como la bolsa! ¡¿Que queréis, eh?! ¡Vamos decidlo! ¡Morbosos, que sois unos morbosos! ¡Sólo os interesan los cotilleos, la blogbasura! ¡Panda de cotorras! ¡¿Queréis chicha, eh?! Adictos a la vida privada de los demás... ¡Vergüenza debería daros! ¡Vagos! ¡Incultos! ¡Fumetas!

Como llegue a cero visitas... Como haya un solo día que me coma un rosco digital... Entonces os váis a enterar... váis a saber lo que que es sacar trapos sucios, ¡será el blog de los trapos sucios! ¡Os daré lo que queréis! AA JA JA JA JA JA JA.








¬¬








Es broma.

miércoles, 29 de octubre de 2008

El bote y la mermelada

Después de no pronunciar una palabra durante mucho tiempo, un día, mientras se perdía por las dunas de azúcar, dijo: "no me justa hasi, pero me justa que lo intentas".

Se derritió y se convirtió en caramelo.

jueves, 23 de octubre de 2008

Cierran el Independance















Han aprovechado que estoy en Irlanda los cabrones...
Las razones: www.independanceclub.com


Plan Pepita + Independance, ya no es posible.




Va por utede

Ole ole y ole.


















Quiero dar las gracias a los 7 huevos, cuyo comportamiento fue excepcional en cada momento, también al kilo de patatas que conocí ese mismo día y por supuesto, a la sarten y el "plato grande blanco", ya que sin su colaboración no hubiera sido posible dar la vuelta a la tortilla. Mención especial merece la vitrocerámica, aportando ese calor y cercanía que tan necesario es para cocinar.


Por último, gracias a mi madre y al mecanismo del aprendizaje vicario, combinación esencial para ejecutar la tarea y conseguir la circunferencia perfecta.

lunes, 20 de octubre de 2008

Sé lo que va a pasar

Creo que la época en la que tuve poderes fue entre 1991 y 1995. Por desgracia no dominaba muy bien la sorprendente habilidad que creía poseer. Lo que ocurría es lo siguiente. A veces estaba, por ejemplo, hablando con mis amigos y notaba una sensación extraña: de repente, todo me resultaba demasiado familiar, después, alguien pronunciaba una frase que se colaba por mi oído en dirección al cerebro y allí pretendía establecerse en un lugar ya ocupado… por ella misma. “¡Esto ya lo he vivido!” me decía a mi mismo increíblemente flipado.

Pero no podía quedarme ahí. Si estaba sucediendo algo repetido, quizá también podría saber lo que iba a ocurrir en los instantes siguientes. Era entonces cuando me concentraba, cerraba los ojos e intentaba adivinar qué iba a pasar. ¡Con entrenamiento lo podía lograr! En el futuro dominaría mi poder y me convertiría en el Oráculo del siglo XXI, la humanidad entera me conocería y la gente acudiría en masa a mi consultoría de adivinación de la Castellana. Ya no era necesario ser astronauta (mi plan original para ganarme la vida y que empezaba a darme demasiado respeto).

En fin, después me enteré, como seguro que ya sabéis todos –adultillos listillos- que lo que sentía era algo muy habitual y que hasta tenía nombre, como las piedras, las judías blancas y todas las cosas que existen gracias a que somos conscientes de ellas y les ponemos un nombre. Sí, lo que me pasaba era un Déjà vu.

El sesgo de falsa peculiaridad

¿Cómo afirman las personas ante sí mismas y ante los demás su peculiaridad, el hecho de ser un individuo único? En ciertos atributos es probable que la gente manifieste un efecto de falsa peculiaridad o individualidad (false uniqueness)(Marks, 1984). En general, el falso consenso es más típico que se observe cuando se juzgan opiniones y actitudes mientras que la falsa peculiaridad es más probable que se observe cuando se trata de juzgar cualidades positivas que uno considera muy importantes y cree poseer (Tesser, 1988). María Dolores Avia-María Luisa Sánchez Bernardos. Personalidad: aspectos cognitivos y sociales. Pirámide.

Cuidado Óscar: tu reflejo te está mirando muy serio










Truco con la panorámica (by Óscar)

sábado, 18 de octubre de 2008

martes, 14 de octubre de 2008

Falso consenso

Hay tíos que mean sentados.
Hay gente que utiliza esponja.
Mepansa no es un término común para referirse a la extractora de humo.
Ni cachuflas para referirse a las berenjenas rebozadas.
Reservoir Dogs no es la segunda parte de Reservoir Uno.
Son Goku es correcto. Es Goku no.
El microondas, cuando está abierto, deja de emitir las ondas, no es necesario protegerse.
Los Beatles no le gustan a todo el mundo.
Los indios comienzan los emails deseándote salud y que toda tu familia se encuentre bien.
A los irlandeses no les gusta discutir.
En Venezuela no se folla, se tira.
En algún lugar de Viena hablan un idioma mezcla de español y alemán.
Abbey Road no está en Liverpool.
En mundo también es así.
Antes de la crisis ya estábamos en crisis (por poner un ejemplo)


El sesgo del falso consenso

Este sesgo consiste en la creencia de las personas a considerar “sus propios juicios y elecciones comportamentales como relativamente comunes y apropiadas a las circunstacias existentes, mientras que se considera las respuestas alternativas como no comunes, desviadas e inapropiadas” (Ross y Anderson, 1982).

Esta tendencia a creer que los demás piensan y responden del modo en que uno lo hace, es un sesgo también muy consistente y se ha manifestado en decenas de estudios y en una variedad de situaciones (Marks y Miler, 1987; Mullen et al., 1985). Esta tendencia a considerar “normal” (en el sentido estadístico) lo que uno hace, parece ser que aparece bastante temprano en la infancia (Taylor et al., 1994), lo que quizás le confiere una importante función en la acomodación y el ajuste al grupo social. María Dolores Avia-María Luisa Sánchez Bernardos. Personalidad: aspectos cognitivos y sociales. Pirámide

domingo, 12 de octubre de 2008

Atribuciones

-Lo quiero dejar
-Y yo.
-¿Qué? ¿Tú también?
-Sí, ya te lo he dicho.
-Ya, pero… no me lo esperaba. ¿Y tú por qué lo quieres dejar?
-Porque estoy hasta los cojones de todo esto.
-Creo que lo quieres dejar porque te has dado cuenta de que yo lo quiero dejar y no quieres que te deje, quieres dejarme tú a mí. Pero yo lo he dicho antes.
-¿Te crees que estamos en el colegio? ¿Te has pedido primer para dejarlo? Yo quiero dejarlo porque la situación es insostenible, ya lo hemos intentado todo, pero hay demasiadas cosas en contra. En cambio, tú sólo lo quieres dejar por tu estúpida regla de no estar más de dos años y tres meses con alguien.
-Ya te dije que contigo no iba a hacer eso.
-Lo estás haciendo.
-Es casualidad. Mira, yo lo quiero dejar porque tengo demasiadas cosas en las que pensar. No se dan las circunstancias apropiadas para estar con alguien.


El error fundamental atribucional

“…Heider (1958) ya indicó que las personas que efectúan una atribución sobre la causa de la conducta en otras personas, tienden a infraestimar la influencia de factores situacionales. Solemos juzgar que la gente se comporta de este modo u otro debido a sus “características” personales (bondad, maldad, generosidad, estupidez…) sin tener mucho en cuenta los factores ambientales o situaciones que, al menos en parte, pudieran explicar tal comportamiento. Este error, consistente en atribuir la causa del comportamiento ajeno a disposiciones psicológicas permanentes más que a la presión de los factores de la situación, es lo que se denomina el “error fundamental atribucional”.

María Dolores Avia-María Luisa Sánchez Bernardos (1995).
Personalidad: aspectos cognitivos y sociales. Pirámide.

miércoles, 8 de octubre de 2008

Déjame caer

cinco minutos más dormido
decírselo
volver a intentarlo
reirme cuando no es debido

leer la última frase del libro
escuchar la conversación
escaquarme
darlo por perdido

tocar lo que no se debe
exponerme
enviar el mensaje
comer chocolate

besar a quien no se puede
arrascarme
mirar de reojo
buscarle un sentido

darle una patada a la lata
correr
bostezar
y quedarme a una caña

lunes, 6 de octubre de 2008

La Window War

Hace varias semanas por fin asumimos que nuestra compañera de piso es lo que científicamente se denomina rara. Entre otras, una de sus obsesiones con respecto a la casa es ventilar (otro tecnicismo). Hasta tal punto llega su angustia por que cada rincón de la casa reciba una pequeña porción de aire del húmedo y acuoso exterior que creemos firmemente que, de niña, cuando correteaba por los puentes de Venecia, recorría en góndola sus canales y jugaba con sus amigos en el Puente de los Suspiros, en algún momento realizó un juramento a San Marcos: "la casa habitada por mí, haga frío o calor, llueva o haga sol, ya sea en época de guerra o en tiempo de paz, siempre estará ventilada". Así, la pequeña P. -Zorra Obstinada para los amigos, ZO a partir de ahora- encontró su ley motive: abrir ventanas.

El acontecimiento que ZO no hubiera podido prever ni aunque Venecia hubiera sido creada cien veces y cien veces se hubiera inundado, es que, en la lejana Irlanda, a unos 1.646 kilómetros de su ciudad natal –según el Google Earth y en línea recta- se encontraría con su Némesis, su Yan particular: un españolito llamado Óscar Tengo frío Puertas. La Señora Ventanas contra el Señor Puertas. El resultado no podía ser otro que la Window War.

Los hechos: Óscar Tengo frío Puertas se levanta a las 8 a.m. y pasa al salón-cocina luciendo uno de sus bonitos pijamas (uno de verdad, no la típica combinación pantalones que sirven para dormir-camiseta cuyo siguiente compañero será el Cristasol). De repente se siente incómodo. La temperatura de su piel disminuye -y mira que es difícil porque está lleno de pelos- y una duda le asalta: "si hace 30 segundos disfrutaba de una temperatura corporal óptima, ¡¿por qué cojones estoy tan jodidamente helado ahora?!". Con gesto serio, cual samurái oliendo el peligro, Tengo Frío Puertas mira de reojo hacia el lado derecho de la estancia. Deja de oír, no siente nada, su capacidad visual se multiplica por diez. Varios metros le separan de la ventana. Ahora sólo existen ésta y él. Plano cenital de los dos. Giro de cámara tipo Matrix.

Está abierta.

"ZO lo ha vuelto a hacer" se dice así mismo. Ella aparece en el salón-cocina y el Señor Puertas, después de cerrar la ventana con más fuerza de la necesaria, le transmite sus inquietudes:


- I don’t want you to open the window in the morning. Is it a problem for you?! (Echo: Is it a problem for you? Is it a problem for you? Is it a problem for you?)

- Well! Do whatever you want! Is your house!

Mañana sí, mañana no, la Window War se va desarrollando en el frío Dublín…

Pero el hecho de que ZO sea totalmente libre en la República Independiente de su habitación, hoy me ha venido bien. Por supuesto, allí, todas las mañanas ella deja la ventana abierta. Y yo, algunas, hago footing. Por otro lado, una vez al año aproximadamente, la persona que está dentro de la casa y en quien confío ciegamente para que me abra la puerta a la vuelta de mi carrera, se va y cierra. Resultado: me quedo atrapado en el exterior, sin poder entrar a mi casa, deambulando por la ciudad con mis pantalones de deporte, mis zapatillas Pegasus y mis calcetines de colores.

Pero hoy no he deambulado.

Hoy he cogido una pequeña viga de madera (ver imagen abajo), la he apoyado en la pared del edificio, he escalado, he subido la persiana desde afuera -acción especialmente ridícula- y he entrado a la casa por la habitación de ZO.


Hoy, gracias al juramento que ZO realizó en su infancia, he podido pasar a mi casa. ¡¿Ves, Óscar, como es bueno ventilar?!


sábado, 4 de octubre de 2008

Cada cosa

Cada cosa que decía me llegaba. Siempre me sacaba una sonrisa. Y no porque quisiera, eso era lo más gracioso. Luchar contra algo así se me antojaba complicado, ¿cómo te puede dejar de hacer gracia algo que tiene la propiedad de hacértela invariablemente? Y, si el efecto se produce durante toda la existencia, los cambios en el objeto afectado serán enormes. ¡Acabaré siendo otra persona! Concluí.
Estar en manos de alguien puede ser agradable y escalofriante a la vez. En un momento te sientes allí y, al momento siguiente, Aquí, el lugar que más frecuento, por cierto, y donde me gusta jugar a buscar canciones con melodías extrañas, en do menor -si puede ser- y con un solo que pueda transformarte de una sola vez… una, dos ¡y tres!